Juan el Bautista, el glorioso precursor

Capítulo Veinticinco - La Transformación del Mundo

La guerra de la Iglesia, entonces, no es contra el cuerpo, sino contra sus deseos. Si el hombre de la nueva creación se libera de sus deseos corruptos, sus sentidos y todo su cuerpo se volverán puros y luminosos, y todo a su alrededor irradiará el amor y la gloria de Dios. En la vida de los santos de nuestra Iglesia hay ejemplos de liberación de la esclavitud de las pasiones.

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Capítulo Veinticuatro - La Santa Cruz

Queda claro que las referencias anteriores del Antiguo Testamento apuntan no sólo al acontecimiento de la crucifixión de Cristo, sino también a la señal misma de la cruz, es decir, “la señal del Hijo del Hombre”, que será el estandarte definitivo. de victoria ante la venida triunfante del Señor. La Cruz del Señor es expresión del amor ilimitado de Dios y del valor ilimitado del hombre al mismo tiempo. No hay mayor expresión del amor de Dios que la Cruz, y no hay mayor avance para el hombre que su ascensión a la realidad de la Cruz. .

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Capítulo Veintitrés - Iconos Sagrados

Al pueblo del Antiguo Testamento se le prohibía fabricar y adorar ídolos. Hay varios textos que aclaran este asunto, pero algunos herejes separan la primera parte de esos textos de la segunda y distorsionan su interpretación. En el Antiguo Testamento, Dios apareció a través de acciones y habló por boca de los profetas. En el Nuevo Testamento, el Verbo de Dios se encarnó, “y contemplamos su gloria”, y él estableció una relación personal con nosotros, por lo que podemos representar la persona de Cristo en el ícono.

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Capítulo Veintidós - Los Santos de Nuestra Iglesia

Una persona iluminada por acciones divinas e increadas “brilla en su corazón el conocimiento de la gloria de Dios, esa gloria que está en el rostro de Cristo”, y se convierte en “participante de la gloria divina” y “participante de la santidad de Dios”. El cristiano que vive en la gracia de Dios se convierte en “miembro del cuerpo de Cristo”, es decir, parte del cuerpo encarnado de Dios, vive la misma vida que Cristo e irradia luz divina.

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